Saturday, 7 June 2014

Un café bien cargado, porfaplís



 
Hoy es sábado por la mañana, y, como cada mañana, necesito un café bien cargado. Así que, aquí me tienen ustedes, con un café en un vaso de papel –que sabe a ceniza de tabaco negro- en un lado de la mesa y, en el otro, un cruasán más seco que la suela de una babucha. Pero los fines de semana se hicieron para holgazanear y no tengo intención de nadar contracorriente. Son tiempos duros para las revoluciones sociales.

Hoy, ni voy a leer el periódico. Ha salido un poco el sol y no quiero que me amarguen el día con noticias sobre corrupción, desfalcos, reducción de derechos y salarios, o subidas de impuestos. Estoy cansada de estos bandarras del Congreso que se están cargando, poco a poco, el Estado del Bienestar, que ya casi parece nombre de te del Mercadona.

No voy a decir nada nuevo: que si en España nunca hubo una democracia real, sino una oligarquía bipartidista que se va alternando en función del Capital y de los bancos, que si la economía se está regenerando a base de eres –de los falsos y de los verdaderos, que si a la infanta no la terminan de imputar ni de pedir cuentas porque, a fin de cuentas, en España no somos iguales, que si la Justicia es lenta para lo que conviene, que si la Sanidad y la Educación se están privatizando y aquí paz y después gloria, que si los nini y los nono… abrir el periódico en internet es como beber garrafón: acabas con dolor de cabeza y diarrea, y un mal sabor de boca que te dura cuatro días.

Pero esto que estamos viviendo tan intensamente no nos ha llegado de la noche a la mañana. Esto ha estado cociéndose durante décadas. No hay más que echar un vistazo a la Educación.

Cada legislatura -es decir, lapso de tiempo en que los que gobiernan, roban, y los que se sientan en frente, hacen la vista gorda, esperando su turno, tiene al menos una reforma de sistema educativo. Yo ya me he perdido entre tanta sigla.  Logse, Loe, Lomce, bachillerato de excelencia, la ESO, lo otro… total, treinta años mareando al personal para rebajar el nivel de la Pública a un estado en que le sea imposible competir con la privada.

Nos olvidamos de que la Educación es casi la única forma de asegurar la igualdad de los ciudadanos, esto es, de asegurar que cada uno de nosotros tengamos las mismas oportunidades y podamos elegir libremente nuestro camino en la vida con independencia de nuestro origen, de nuestros ingresos y nuestro sexo. Claro que, igual estamos volviendo a los tiempos de Maricastaña cuando el futuro de uno era decidido por una fuerza sobrenatural llamada inmovilismo social, para entendernos, “te quedas donde naciste y te jodes, y si te quejas, guantazo en la boca”. Para serles franca, esto me gusta tanto como los lunes, o un estacazo en la nuca.

Igual no son tan malos tiempos para la rebelión social. Yo nunca fui muy de acción, pero ya va siendo tiempo de evolucionar. Ya saben el refrán, a la vejez, viruelas.

No comments:

Post a Comment